¿Qué entendemos por
dislexia?
Según DISFAM
(Asociación y dislexia y Familia) La
dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de
carácter persistente y
específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo
origen parece derivar de una alteración del
neurodesarrollo.
En 1992 en el CIE-10 se define dislexia como “Un déficit específico
que no se explica por el nivel intelectual, por problemas de agudeza visual o
auditiva o por una escolarización inadecuada”.
¿Cómo sabemos si un niño o niña tiene
Dislexia? Según el CIE-10, los
disléxicos manifiestan de forma característica:
N
dificultades para recitar el alfabeto,
N
denominar letras,
N
realizar rimas simples
N
y para analizar o clasificar los sonidos.
Además, la
lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones,
inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento
visual y déficit en la comprensión (OPS, 1997).
Siempre se presentarán:
N
Dificultades en el lenguaje escrito.
N
Serias dificultades en la ortografía.
N
Lento aprendizaje de la lectura.
N
Dificultades para comprender y escribir segundas
lenguas.
A menudo, podrán
presentarse:
N
Dificultades en matemáticas, especialmente en el
aprendizaje de símbolos y series de cifras, como las tablas de multiplicación, problemas
de memoria a corto plazo y de organización.
N
Dificultades para seguir instrucciones y secuencias
complejas de tareas.
N
Problemas de comprensión de textos escritos.
N
Fluctuaciones muy significativas de capacidad.
A veces, en
función del tipo de dislexia o de cómo ésta haya afectado al alumno o alumna, pueden
presentarse:
N
Dificultades en el lenguaje hablado.
N
Problemas de percepción de las distancias y del
espacio.
N
Confusión entre la izquierda y la derecha.
N
Problemas con el ritmo y los lenguajes musicales.
En 2002
el DSM-IV-TR (APA,2000) se engloba la
dislexia dentro de los trastornos del aprendizaje con el nombre de trastorno
de la lectura y se establece que “La característica esencial de la
dislexia es un rendimiento en lectura, (precisión, velocidad o comprensión),
que se sitúa sustancialmente por debajo del nivel esperado en función de la
edad cronológica, del cociente intelectual y de la escolarización propia de
la edad del individuo”.
Por tanto, NO SE CONSIDERAN DISLÉXICOS LOS NIÑOS QUE TIENEN UN RETRASO INTELECTUAL
O MADURATIVO, NIÑOS CON ALGUNA DISCAPACIDAD PSÍQUICA O FÍSICA O NIÑOS NO
ESCOLARIZADOS O QUE ESTÉN EN SITUACIONES AMBIENTALES
DESFAVORABLES
Aunque existen unos criterios que incluyen o excluyen características de
niños con dislexia, hay que tener en
cuenta que no todos presentan las mismas dificultades ni las mismas
características.
Para hacer una intervención eficaz, es necesario realizar una valoración
adecuada y analizar las dificultades y capacidades de ese niño o niña.
¿Qué dificultades
encuentra un niño disléxico?
El principal problema
que tiene la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, pues, dentro de este, todos los aprendizajes se
realizan a través del código escrito,
por lo cual el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos de materias
como Conocimiento del Medio, porque no es capaz de llegar a su significado a
través de la lectura.
El niño/a disléxico
debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, a perder la concentración, a distraerse y a rechazar
este tipo de tareas.
Los padres y profesores
procesamos esta conducta como desinterés y presionamos para conseguir mayor
esfuerzo, sin comprender que estos niños, realizando estas tareas, se sienten
como si de repente, cualquiera de nosotros, nos viéramos inmersos en una clase
de escritura china(definición extraída de la web: www.ladislexia.net)
La dislexia, es mucho
más que tener dificultades en la lectura y en la escritura, ya que existen
problemas de compresión, de memoria a
corto plazo, de acceso al léxico, confusión entre la derecha y la izquierda,
dificultades en las nociones espacio-temporales…debemos tener en cuenta que
no existen dos disléxicos idénticos y
por tanto cada caso es único y no tiene por qué presentar la totalidad de
los síntomas.
¿Cómo es la intervención del especialista?
La reeducación de la dislexia o el
tratamiento de la misma pretenden corregir aquellos factores o funciones
deterioradas que originan los síntomas disléxicos; como consecuencia, se
pretende a su vez favorecer el aprendizaje escolar y el éxito en la vida.
Una práctica habitual y recomendada
es el “sobreaprendizaje” que
consiste en volver a aprender la lectoescritura bajo dos principios: adecuando el
ritmo a las posibilidades del niño o la niña y trabajando siempre bajo el
aprendizaje sin errores, propiciando los éxitos desde el principio y a cada
paso del trabajo de sobreaprendizaje.
A continuación, se describen
algunas intervenciones específicas que podrían resultar de utilidad con el
alumnado disléxico, pero siempre contando con las circunstancias concretas de cada caso. No todas las estrategias
tienen por qué funcionar con todo el alumnado con dislexia.
Educación
multisensorial: consiste en el aprendizaje de las unidades básicas de sonidos
a través de un programa fonológico en el que ya están relacionados los símbolos
visuales con los sonidos.
Educación
psicomotriz:
dirigida a alteraciones de lateralidad, del esquema corporal y de la
orientación espaciotemporal, a través de actividades psicomotrices.
Entrenamiento
perceptivo:
encaminado a la mejora de las capacidades visomotrices.
Desarrollo
psicolingüístico: intervendremos en las siguientes áreas:
la recepción auditiva
(capacidad para entender las palabras habladas),
la recepción
visual (entender las palabras escritas),
la asociación auditiva
(capacidad de relacionar las palabras),
la asociación
visual (asociación de símbolos verbales),
la expresión verbal
(capacidad del niño o niña para expresar sus ideas)
y el cierre
gramatical (capacidad de predecir el mensaje como consecuencia de nuestras
experiencias previas).
Entrenamiento
lectoescritor: para aprender a leer y a escribir se deben ir adquiriendo progresivamente
una serie de capacidades, empezando por las asociaciones entre fonemas y
grafemas. Para la lectura se emplean, habitualmente, dos tipos de métodos:
–– El método Analítico o Global:
se parte de frases para ir poco a poco descomponiendo sus diferentes elementos.
–– El método Sintético: su
procedimiento es inverso al anterior pues se parte de grafemas y sílabas para
ir progresivamente alcanzando un nivel de dificultad cada vez mayor (frases y textos).
Éste resulta más adecuado al alumnado disléxico.
¿Cómo podemos ayudar en casa a un niño o niña con dislexia?
Usted conoce a
su hijo o hija. Si le parece que algo va mal, seguramente tiene razones para
pensarlo. Ocultarlo a los demás o a sí mismo sólo le hará perder el tiempo y
agravar el problema.
I Si sospecha que
puede haber un problema educativo, no lo
ignore. Busque la ayuda de personas
cualificadas que puedan realizar una evaluación completa. Si todo está
bien, tanto usted como su hijo o hija se sentirán más seguros y seguras.
Si se diagnostica alguna dificultad, tendrá la
tranquilidad de saber con exactitud en qué situación se encuentra y podrá
ofrecerle una ayuda adecuada.
I Haga de su hogar un lugar seguro y amable.
I Fomente todo talento especial que exhiba el
niño o la niña, como la pintura, el deporte o la música. Haga que se sienta con
posibilidades de tener éxito en, al menos, una faceta de su vida. Las
actividades en grupos reducidos pueden ser una gran ayuda.
I Nunca hable ante
su hijo o hija de las dificultades de aprendizaje que tiene sin incluirle en la conversación.
I Elogiar al niño
o niña le animará a tener un comportamiento positivo. Recuerde que tiene más características de normalidad
que aquellas que pueden hacerle parecer diferente. Insista en sus puntos fuertes y sus habilidades particulares.
I Nunca olvide que
el niño o niña con dificultades de aprendizaje necesita lo que todos los niños y niñas: amor, aceptación, protección,
disciplina y libertad para crecer y aprender.
Las familias de
alumnos y alumnas con dislexia, harían bien en averiguar qué grupos de apoyo y otras
organizaciones relevantes se encuentran en su zona. A veces es un alivio ver que
su familia no es la única que sobrelleva la vida con un hijo o hija con
dificultades específicas de aprendizaje; no sólo les ofrecerán su apoyo, sino
que también podrán obtener información muy útil. Por ello, es conveniente
buscar profesionales que puedan ayudarnos a dar el apoyo necesario a los niños.