viernes, 7 de febrero de 2014

DISLEXIA: UN PROBLEMA DE APRENDIZAJE

¿Qué entendemos por dislexia?
Según DISFAM (Asociación y dislexia y Familia)  La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.
En 1992 en el CIE-10 se define dislexia como “Un déficit específico que no se explica por el nivel intelectual, por problemas de agudeza visual o auditiva o por una escolarización inadecuada”.
¿Cómo sabemos si un niño o niña tiene Dislexia? Según el CIE-10, los disléxicos manifiestan de forma característica:
N dificultades para recitar el alfabeto,

N denominar letras,
N realizar rimas simples
N y para analizar o clasificar los sonidos.
Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión (OPS, 1997).
Siempre se presentarán:
N Dificultades en el lenguaje escrito.
N Serias dificultades en la ortografía.
N Lento aprendizaje de la lectura.
N Dificultades para comprender y escribir segundas lenguas.
A menudo, podrán presentarse:
N Dificultades en matemáticas, especialmente en el aprendizaje de símbolos y series de cifras, como las tablas de multiplicación, problemas de memoria a corto plazo y de organización.
N Dificultades para seguir instrucciones y secuencias complejas de tareas.
N Problemas de comprensión de textos escritos.
N Fluctuaciones muy significativas de capacidad.
A veces, en función del tipo de dislexia o de cómo ésta haya afectado al alumno o alumna, pueden presentarse:
N Dificultades en el lenguaje hablado.
N Problemas de percepción de las distancias y del espacio.
N Confusión entre la izquierda y la derecha.
N Problemas con el ritmo y los lenguajes musicales.
En 2002 el DSM-IV-TR (APA,2000) se engloba la dislexia dentro de los trastornos del aprendizaje con el nombre de trastorno de la lectura y se establece que “La característica esencial de la dislexia es un rendimiento en lectura, (precisión, velocidad o comprensión), que se sitúa sustancialmente por debajo del nivel esperado en función de la edad cronológica, del cociente intelectual y de la escolarización propia de la edad del individuo.
Por tanto, NO SE CONSIDERAN DISLÉXICOS LOS NIÑOS QUE TIENEN UN RETRASO INTELECTUAL O MADURATIVO, NIÑOS CON ALGUNA DISCAPACIDAD PSÍQUICA O FÍSICA O NIÑOS NO ESCOLARIZADOS O QUE ESTÉN EN SITUACIONES AMBIENTALES DESFAVORABLES
Aunque existen unos criterios que incluyen o excluyen características de niños con dislexia,  hay que tener en cuenta que no todos presentan las mismas dificultades ni las mismas características.
Para hacer una intervención eficaz, es necesario realizar una valoración adecuada y analizar las dificultades y capacidades de ese niño o niña.
¿Qué dificultades encuentra un niño disléxico?
El principal problema que tiene la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, pues, dentro de este, todos los aprendizajes se realizan a través del código escrito, por lo cual el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos de materias como Conocimiento del Medio, porque no es capaz de llegar a su significado a través de la lectura.
El niño/a disléxico debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, a perder la concentración, a distraerse y a rechazar este tipo de tareas.
Los padres y profesores procesamos esta conducta como desinterés y presionamos para conseguir mayor esfuerzo, sin comprender que estos niños, realizando estas tareas, se sienten como si de repente, cualquiera de nosotros, nos viéramos inmersos en una clase de escritura china(definición extraída de la web: www.ladislexia.net)
La dislexia, es mucho más que tener dificultades en la lectura y en la escritura, ya que existen problemas de compresión, de memoria a corto plazo, de acceso al léxico, confusión entre la derecha y la izquierda, dificultades en las nociones espacio-temporales…debemos tener en cuenta que no existen dos disléxicos idénticos y por tanto cada caso es único y no tiene por qué presentar la totalidad de los síntomas.
¿Cómo es la intervención del especialista?
La reeducación de la dislexia o el tratamiento de la misma pretenden corregir aquellos factores o funciones deterioradas que originan los síntomas disléxicos; como consecuencia, se pretende a su vez favorecer el aprendizaje escolar y el éxito en la vida.
Una práctica habitual y recomendada es el “sobreaprendizaje” que consiste en volver a aprender la lectoescritura bajo dos principios: adecuando el ritmo a las posibilidades del niño o la niña y trabajando siempre bajo el aprendizaje sin errores, propiciando los éxitos desde el principio y a cada paso del trabajo de sobreaprendizaje.
A continuación, se describen algunas intervenciones específicas que podrían resultar de utilidad con el alumnado disléxico, pero siempre contando con las circunstancias concretas de cada caso. No todas las estrategias tienen por qué funcionar con todo el alumnado con dislexia.
Educación multisensorial: consiste en el aprendizaje de las unidades básicas de sonidos a través de un programa fonológico en el que ya están relacionados los símbolos visuales con los sonidos.
Educación psicomotriz: dirigida a alteraciones de lateralidad, del esquema corporal y de la orientación espaciotemporal, a través de actividades psicomotrices.
Entrenamiento perceptivo: encaminado a la mejora de las capacidades visomotrices.
Desarrollo psicolingüístico: intervendremos en las siguientes áreas:
la recepción auditiva (capacidad para entender las palabras habladas),
la recepción visual (entender las palabras escritas),
la asociación auditiva (capacidad de relacionar las palabras),
la asociación visual (asociación de símbolos verbales),
la expresión verbal (capacidad del niño o niña para expresar sus ideas)
y el cierre gramatical (capacidad de predecir el mensaje como consecuencia de nuestras experiencias previas).
Entrenamiento lectoescritor: para aprender a leer y a escribir se deben ir adquiriendo progresivamente una serie de capacidades, empezando por las asociaciones entre fonemas y grafemas. Para la lectura se emplean, habitualmente, dos tipos de métodos:
– El método Analítico o Global: se parte de frases para ir poco a poco descomponiendo sus diferentes elementos.
– El método Sintético: su procedimiento es inverso al anterior pues se parte de grafemas y sílabas para ir progresivamente alcanzando un nivel de dificultad cada vez mayor (frases y textos). Éste resulta más adecuado al alumnado disléxico.
¿Cómo podemos ayudar en casa a un niño o niña con dislexia?
Usted conoce a su hijo o hija. Si le parece que algo va mal, seguramente tiene razones para pensarlo. Ocultarlo a los demás o a sí mismo sólo le hará perder el tiempo y agravar el problema.
I Si sospecha que puede haber un problema educativo, no lo ignore. Busque la ayuda de personas cualificadas que puedan realizar una evaluación completa. Si todo está bien, tanto usted como su hijo o hija se sentirán más seguros y seguras.
Si se diagnostica alguna dificultad, tendrá la tranquilidad de saber con exactitud en qué situación se encuentra y podrá ofrecerle una ayuda adecuada.
I Haga de su hogar un lugar seguro y amable.
I Fomente todo talento especial que exhiba el niño o la niña, como la pintura, el deporte o la música. Haga que se sienta con posibilidades de tener éxito en, al menos, una faceta de su vida. Las actividades en grupos reducidos pueden ser una gran ayuda.
I Nunca hable ante su hijo o hija de las dificultades de aprendizaje que tiene sin incluirle en la conversación.
I Elogiar al niño o niña le animará a tener un comportamiento positivo. Recuerde que tiene más características de normalidad que aquellas que pueden hacerle parecer diferente. Insista en sus puntos fuertes y sus habilidades particulares.
I Nunca olvide que el niño o niña con dificultades de aprendizaje necesita lo que todos los niños y niñas: amor, aceptación, protección, disciplina y libertad para crecer y aprender.
Las familias de alumnos y alumnas con dislexia, harían bien en averiguar qué grupos de apoyo y otras organizaciones relevantes se encuentran en su zona. A veces es un alivio ver que su familia no es la única que sobrelleva la vida con un hijo o hija con dificultades específicas de aprendizaje; no sólo les ofrecerán su apoyo, sino que también podrán obtener información muy útil. Por ello, es conveniente buscar profesionales que puedan ayudarnos a dar el apoyo necesario a los niños.



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